jueves, 26 de febrero de 2009

Poniendo bajo la lupa a los materiales educativos…



Una invitación didáctica para incorporar los materiales educativos como dispositivos de transformación genuina de nuestros modos de sentir, conocer y comprender...


¿Qué son los materiales educativos?

Son aquellos textos que se presentan en diferentes soportes y que los maestros utilizan en sus prácticas de enseñanza para posibilitar el tratamiento del contenido escolar. Si bien han sido producidos para la transmisión de una información en otras áreas ajenas al ámbito educativo, como por ejemplo el Arte, los Medios de Comunicación, el ámbito académico y/o empresarial, los maestros suelen recurrir a ellos para ampliar las fuentes de de representación del conocimiento y favorecer en sus alumnos el desarrollo de la cognición. Esto nos conduce a un límite difuso de distinción con los materiales didácticos; es decir, aquellos materiales diseñados por especialistas instruccionales a fin de ser empleados en una secuencia didáctica propuesta, de modo tal que promuevan la comprensión y el aprendizaje de los temas escolares. En síntesis, los materiales didácticos son producidos para responder a las demandas de una clara finalidad: la enseñanza.

El rasgo distintivo del material didáctico es la intervención conjunta de diversos especialistas (diseñadores gráficos, correctores de estilo, especialistas en didáctica, programadores, etc.) quienes aportan su saber específico para crear un nuevo texto instruccional que responda a una transposición didáctica válida. Otra de sus características singulares es: la intertextualidad. Este término refiere a la combinación y articulación de un amplio espectro de formas textuales que se eligen por varias razones: permiten dar profundidad en el tratamiento del contenido, exponer con claridad y valor estético una representación, multiplicar miradas y perspectivas. De esta manera, se configura un soporte multimedial inédito en el cual se amplifican las relaciones que un texto puede tener con otros tanto en el plano creador como en el lector; una producción atravesada por múltiples significados.

Por otra parte, sabemos que las nuevas tecnologías de la información y comunicación han transformado profundamente los modos de concebir y acceder al conocimiento. En este mundo posmoderno, enfrentamos nuevas transformaciones en el escenario educativo provenientes de un paradigma cognoscitivo emergente de la Sociedad de la Información, en el cual el conocimiento acumulable, certero y estable se transforma en un saber provisorio y complejo. Asimismo, la palabra del maestro y las tecnologías clásicas (libro de texto, tiza, pizarrón, borrador, cuadernos, etc.) dejan de ser las fuentes esenciales y los únicos soportes disponibles para enseñar y aprender. En este proceso de cambio, también inciden otros factores: la lógica de la linealidad (elementos ordenados en una secuencia temporal y finita) es superada por la lógica hipertextual (un sistema de escritura ramificada que posibilita múltiples recorridos a través de nodos y enlaces) y el discurso monomodal (predomina un modo relegando a otros a nivel secundario o imperceptible) da su paso a la producción de discursos multimodales (predominan una serie de modos con funciones diferenciadas que contribuyen a la construcción de un todo) discursos que originan una nueva semiótica: “…una teoría que dará cuenta de la gestualidad, el habla, las imágenes, la escritura, los objetos tridimensionales, colores, música, entre otros modos de expresión.” (Kress, 2003)

A esta altura, no es menor, detenernos a pensar en los materiales educativos y didácticos que utilizamos habitualmente en las aulas. Elliot Eisner, señala que: …”la elección de una forma de representación equivale a elegir la manera de concebir el mundo, y también a elegir la manera en que se lo representará públicamente.” (Eisner, E. 1998:69).

Los materiales educativos: desafíos en las habilidades de pensamiento por los diversos modos de representación…

Desde una perspectiva de visión amplia de la educación, Edith Litwin revaloriza el vínculo dialéctico entre sensibilidad (aspectos emocionales y afectivos) y cognición. En este sentido, afirma: “Las formas de representación son las maneras en que se trasmite información apelando a los sistemas sensoriales. Por lo tanto, las formas de representación pueden ser visuales, auditivas, táctiles, olfativas, gustativas, kinestésicas pero no necesariamente se dan puras sino, por lo contrario, se expresan de manera combinada.” (Litwin, E. 2008….)

Innegablemente, vivimos en un entorno multimedial. Un entorno que requiere expandir las formas de representación del conocimiento para favorecer las diversas habilidades cognitivas de los sujetos. En este sentido, hay autores que consideran que “… cuanto mayor sea la flexibilidad con que concibamos cómo podrían ser las cosas, más ricos, mas novedosos y más eficaces serán los sentidos que compongamos.” (Kieran, Egan 1999: 107)

Hacia esa dirección, actualmente, irrumpen los materiales didácticos multimediales. Éstos combinan diferentes soportes textuales (texto verbal, escrito, oral, audiovisual, etc.) y ofrecen una valiosa oportunidad de aprendizaje en tanto que cada forma de representación de la información supone distintas formas de percepción y estrategias particulares de pensamiento, producción, adquisición y comprensión del conocimiento.

Recuperando los aportes de la Psicología Cognitiva, Mayer considera que los materiales didácticos multimediales deberán respetar al menos tres criterios básicos en la combinación eficaz de los distintos modos semióticos. En primer lugar, las explicaciones que se desarrollan en los documentos y/o aplicaciones tendrán que contener tanto palabras escritas como imágenes fijas y/o en movimiento, este principio se sustenta en la idea de que las personas aprenden y comprenden mejor con dos o más modos de representación en vez de uno sólo. En segundo lugar, deben eliminarse los elementos distractores que no guardan relación directa con el contenido que se pretende enseñar. En tercer lugar, se sugiere la incorporación de sumarios, títulos, esquemas, diagramas y organizadores gráficos que resalten aquellos aspectos centrales del tema escolar. Por todo ello, esta corriente psicológica, considera que la disposición simultánea y próxima de palabras e imágenes en los materiales educativos facilitará un buen camino hacia el aprendizaje.

Emplear, en las aulas, materiales educativos de hipermedia (documentos que integran textos escritos, sonidos e imágenes) es una decisión pedagógica muy genuina para propiciar en los alumnos un tipo de pensamiento de orden superior. En la medida en que ellos navegan en el material y avanzan en el tratamiento del contenido, van desarrollando progresivamente habilidades cognitivas perdurables. En este proceso se construye un tipo de conocimiento interrelacionado en el cual es el propio sujeto quien elabora y reelabora sus ideas continuamente. Obviamente, insistimos, no se trata de una mera utilización del material educativo o didáctico sino que su inclusión -pensada deliberadamente por el maestro- pretende favorecer la producción y apropiación del contenido escolar. Esto es, el docente propone actividades escolares que requieren -por parte de los alumnos- del desarrollo de tareas cognitivas cada vez más complejas para la reconstrucción e interpretación significativa del contenido. Por ejemplo, la resolución de problemas, búsqueda de analogías y comparaciones, etc.

El énfasis recae en la imperiosa necesidad de integrar los materiales educativos y didácticos en nuestras prácticas de enseñanza a favor del pensamiento humano y del desarrollo de sus habilidades cognitivas. Se trata de enriquecer el ambiente escolar, ampliando los andamios que guían el proceso de aprendizaje y ofreciendo formas de representación alternativas que posibilitan la articulación de contenidos interdisciplinarios.

Cabe aclarar, que un uso banalizado de estos materiales lleva a un vaciamiento del conocimiento en lugar de su apropiación. Esto ocurre, cuando el docente prioriza el diseño y formato de un material en vez del contenido. Al respecto, Edith Litwin sostiene que las nuevas tecnologías favorecerán una cultura del pensamiento no por su mera inclusión sino por “una didáctica donde prevalezca la coherencia entre aquello que se enseña y cómo se lo enseña, más allá del nuevo artefacto que se utilice.” (Litwin, E. 1997:124) La clave no está en el valor de las herramientas tecnológicas sino en los múltiples lenguajes y en la diversidad de formatos y soportes que los materiales educativos ofrecen a los alumnos en las instancias de aprendizaje y en el marco de propuestas educativas significativas y potentes.

¿Por qué emplear distintos materiales educativos y didácticos en la enseñanza?

Hay varias razones. Inicialmente, podemos afirmar que la inclusión de materiales educativos en las prácticas de enseñanza favorece la motivación y el interés de los alumnos en las temáticas escolares. Asimismo, habilitan un espacio privilegiado para la creatividad, imaginación, concurrencia de voces y miradas diversas, desarrollo de modos plurales en la representación del conocimiento. Con todo, una gran oportunidad para posibilitar la apropiación de herramientas culturales presentes en la sociedad. Esto es, una señal de apertura y democratización en la formación de sujetos críticos e inteligentes, “usuarios activos y productores que están en condiciones de tomar control sobre aquellas TICS, producir nuevos bienes, servicios, ideas y aplicaciones.” (Brunner, 2003:9)

Por los argumentos mencionados, sostengo, que un buen uso de los materiales educativos junto con una actitud mediadora por parte del maestro es el mejor camino para favorecer el desarrollo intelectual de los alumnos, sujetos competentes en un mundo cada vez más complejo.

Una falacia…

En el folklore escolar, es común creer que los materiales y “recursos” educativos son simples vehículos o canales para transmitir una determinada información. Sin embargo, esta visión es una mirada restringida que acota su definición en términos de “medios sencillos que sirven para lograr determinados objetivos de aprendizaje”, una concepción que diluye la riqueza de los materiales educativos como verdaderas herramientas que potencian las propuestas de enseñanza.

En esta línea de análisis, recuperamos los principios fundamentales de la perspectiva crítica para entender la complejidad que encierra el discurso, el diseño, la producción y circulación de las modalidades de distribución de los materiales educativos. Básicamente, las formas textuales y el contenido constituyen una unidad inseparable. Por ello, cuando elegimos y analizamos un material educativo debemos atender tanto a los temas que proponen como también a los canales semióticos a través de los cuales se transmite ese contenido. Esto significa preguntarnos por la emisión de un texto: ¿Qué dice? ¿Cómo lo dice? y también por la recepción del mismo: ¿Qué comprende el alumno sobre el tema y el contexto de uso? ¿Qué sentidos pueden construirse a partir de su recepción? Además, analizando el soporte del material podremos extraer orientaciones acerca de las prácticas sociales en las que ese texto es producido y distribuido.

En consecuencia, no hay simplicidad alguna en el análisis de los materiales o “recursos” porque forman parte de un tipo de texto particular que sufre una serie de transformaciones continuas desde su producción hasta su recepción, “el material educativo propone y el sujeto lector dispone”.

Tres modalidades para incluir los materiales educativos en las propuestas de enseñanza y de aprendizajes…

1.Como fuente de información: Se privilegia la dimensión del contenido. Son producciones elaboradas por expertos de ámbitos ajenos a lo educativo para transmitir una información. Los maestros emplean el material por su validez como fuente de conocimiento, su claridad de presentación, por su profundidad en la temática o por su posibilidad de apertura en el tratamiento del contenido a miradas plurales. Ejemplos de materiales: artículos científicos, videos documentales, obras artísticas, etc.

2.Como objeto de estudio en sí mismo: Se ajusta a los medios de comunicación. Para ello, se analizan la producción de los textos mediáticos, se estudian los lenguajes que utilizan para crear significados, se examinan las representaciones y construcciones que hacen los medios sobre la realidad y se presta atención a los procesos de elección y medición de las audiencias.

3.Como portadores de cierta gramática: Supone recuperar la gramática que subyacen en el diseño de estos materiales educativos para transferirlos a otros ámbitos. Esta visión se basa en las estrategias específicas que ponen en juego los sujetos para transferir los saberes de una situación a otra. Es decir, un conocimiento adquirido en un contexto puede ser empleado en otro.

En suma, más allá de la modalidad que se elija para incluir los materiales en las propuestas de enseñanza y de aprendizaje, es fundamental la acción mediadora del maestro. Es responsabilidad del buen maestro ofrecer a sus alumnos los andamios necesarios en la comprensión del contenido, pues, sólo así se propiciará en el ámbito educativo la construcción de significados situados.

Examinando un material educativo con ojos críticos…

Desde la perspectiva crítica, diferentes especialistas analizan los materiales educativos. Si bien existe una gran variedad de matices en sus modelos teóricos, en esta ocasión voy a posicionarme desde los aportes de la propuesta comunicativa de Gutiérrez Martín. Este autor identifica cinco dimensiones:

1.Dimensión Técnica
2.Dimensión Estética
3.Dimensión Interactiva
4.Dimensión Didáctica
5.Dimensión Ideológica

A continuación, les propongo analizar en profundidad el CD 8 “Hablemos del sida en la escuela” de la colección de Educ.ar siguiendo los criterios mencionados.

Dimensión Técnica: El acceso al material puede ser online desde una PC con acceso a Internet o bien puede ser navegado a través de la utilización del CD que provee gratuitamente el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología. El material no requiere grandes prestaciones del sistema. Es de fácil utilización e instalación rápida y sencilla, por lo cual predispone a maestros y alumnos a una interacción positiva con el programa y sus contenidos. En la pantalla de inicio hay claras instrucciones de uso, el menú es autoexplicativo, de manera tal que los usuarios pueden emplearlo inmediatamente sin tener que realizar lecturas exhaustivas o complejas tareas de configuración. Al pie de pantalla se ofrecen dos enlaces, uno que orienta cómo usar el CD y otro que presenta un mapa no lineal de recorridos.

Dimensión Estética:El material reúne agradables presentaciones audiovisuales (videos educativos, dibujos animados, música y canciones, masking off, etc.) y destacados elementos multimedia que cautivan la atención y despiertan la motivación de los usuarios en el tratamiento del contenido. Las pantallas son atractivas y adecuadas, manifiestan un buen estilo estético en términos del tipo y tamaño de tipografía elegida para la presentación de títulos, hipertexto y gráficos. En todos los casos, los colores empleados y la eufonía de voces y sonidos resultan de una armoniosa composición del material junto con una correcta disposición de los textos e imágenes fijas y/o móviles. No hay sobreabundancia de información. Si bien se denota una preocupación estética en el formato, no por ello se descuidan los criterios educativos e instruccionales.

Dimensión Interactiva:La navegación por el material es sencilla pero el nivel de interactividad que propone la aplicación multimedia con el usuario es mínimo. El desarrollo de la aplicación no depende de las tareas de los alumnos o sus posibles intervenciones. Es decir, es el sistema quien controla la interacción que puede acceder un sujeto con la aplicación; o sea, el usuario puede elegir los temas, abrir diferentes ventanas y/o saltar pantallas pero es el programa quien proporciona la información solicitada por el alumno. Se trata de un tipo de interacción unidireccional. Sin embargo, analizando las actividades propuestas para abordar el contenido, se observa que aumenta el nivel de interacción de los usuarios en la comunicación áulica, por ejemplo cuando se les propone a los alumnos leer entre todos, discutir ideas, colaborar en la producción colectiva de productos (campañas de concientización, murgas, diseño de materiales multimedias para la biblioteca de la escuela, etc.) recibir orientaciones de los docentes, etc. Lo interesante es que en estos casos, el usuario deja de ser un mero receptor para transformarse en un activo autor y emisor de ideas. La evaluación de los aprendizajes y su retroalimentación es competencia del maestro y no de la aplicación multimedia.

Dimensión Didáctica: La prevención del Sida y el rechazo de actitudes discriminatorias son los dos principales objetivos del material multimedia. En esta dirección, se dirigen coherentemente el tratamiento de los contenidos y el desarrollo de las actividades interactivas.

El material ofrece una clara estructuración de contenidos (explicitados en el enlace Para Planificar…) y aporta algunas orientaciones didácticas al docente (Sugerencias para trabajar el dibujo animado). Las actividades secuenciadas se organizan espiraladamente hacia un nivel de compresión del tema cada vez más complejo, a la vez, facilitan el aprendizaje colaborativo en la medida en que el docente actúe como un verdadero mediador pedagógico (recupere las ideas previas de los alumnos, ofrezca organizadores para articular la nueva información con aquellos conocimientos adquiridos, genere conflictos cognitivos para ser resueltos a través del intercambio de ideas, brinde marcos teóricos que amplíen o profundicen el abordaje, evalúe formativamente la marcha de los aprendizajes, etc.) En suma, es una aplicación diseñada para ser utilizada por un grupo de alumnos con presencia de la mediación del maestro.

Cabe mencionar que, en las actividades no se puntualiza el nivel escolar al cual van dirigidas. Es decir, las actividades se clasifican en dos tipos de públicos destinatarios: actividades para los más chicos y actividades para los más grandes., lo cual puede acarrear ciertas confusiones didácticas en el desarrollo de las consignas propuestas según las didácticas de nivel.

En síntesis, el material es una valiosa fuente de información en la enseñanza y es un gran facilitador del aprendizaje pero para ello requiere, por parte del docente, de una adecuación didáctica y contextualización pedagógica.

Dimensión Ideológica:En toda selección, enfoque y tratamiento de un tema subyace una determinada concepción del aprendizaje y una ideología. Por el tipo de tareas propuestas en el material y por las sugerencias didácticas es posible inferir una mirada constructivista del aprendizaje.
En términos ideológicos se destaca una fuerte preocupación por transmitir valores de sensibilidad y respeto a la vida humana, fomentar la participación ciudadana crítica, activa y responsable, promover el respeto por el intercambio de ideas, impulsar el trabajo cooperativo y solidario, etc. Asimismo, se destacan contravalores como por ejemplo, las actitudes discriminatorias.

La aplicación se desarrolla en entornos reales y ficticios pero en ambos casos el tipo de material es significativo para los alumnos. Es interesante ver el video “Sugerencias de trabajo con el dibujo animado” para inferir cierta representación social que supone un predominio del género femenino en la tarea de enseñanza. Esto se plantea en una reunión de docentes en el cual se destacan un mayoritario grupo de maestras y un solo maestro a la hora de plantear dudas, inquietudes y desafíos áulicos.

Palabras Finales…

Al final de este camino, de análisis y revisión de los materiales educativos y su inclusión en nuestras prácticas de enseñanza y de aprendizaje, resuenan en mi memoria las palabras de un gran teórico de la cognición, David Perkins, que quisiera compartir con Uds.:

Las personas pueden aprender más y mejor cuando tienen una oportunidad razonable y una motivación para hacerlo". Para ello basta con cuatro condiciones que el docente debe preveer: Información Clara, Práctica Reflexiva, Realimentación informativa y Fuerte motivación intrínseca y extrínseca.

Estas palabras manifiestan nuestra responsabilidad como educadores a la hora de asumir nuevos desafíos pedagógicos. Dicho esto, entonces, emprendamos la marcha hacia una mejora en la calidad educativa.

Bibliografía empleada:
BRUNNER, J.: Educación e Internet: ¿La próxima revolución? Buenos Aires, Fondo de Cultura económica, 2003.
EISNER, E.: Cognición y Curriculum. Una visión nueva. Buenos Aires, Amorrortu, 1998.
GUTIERREZ MARTÍN, A: Evaluación de la comunicación en las aplicaciones multimedia educativas.
LITWIN, E.: Enseñanza e innovaciones en las aulas para el nuevo siglo, Buenos Aires, El Ateneo, 1997.
LITWIN, E. “Ver, conocer, comprender”,2008.
MARQUÈS, Pere: Software educativo. Algunas tipologías
PERKINS, David y Gavriel SALOMON: "Transfer of learning". En International Encyclopedia of Education. Oxford, England: Pergamon Press, 1992.
WILLIAMSON, Rodney: ¿A qué le llamamos discurso en una perspectiva multimodal? Los desafíos de una nueva semiótica. ALED 6, Santiago, Chile, septiembre de 2005.