jueves, 21 de agosto de 2008

¿Cacerías en la Web?


¿Qué son las cacerías?

Una cacería en Internet es un tipo de actividad didáctica que promueve procesos de búsqueda de información por parte de los alumnos de forma ágil, lúdica y sencilla. Los docentes pueden utilizar este recurso para integrar Internet a las Prácticas de Enseñanza. Consiste en una serie de preguntas y una lista de direcciones Web de las que pueden extraerse o inferirse las respuestas. Algunas incluyen una “gran pregunta” al final, que requiere que los alumnos integren los conocimientos adquiridos en el proceso.

En esencia, una “Caza del Tesoro” es una hoja de trabajo o una página Web con una serie de preguntas y una lista de páginas Web en las los alumnos buscan las respuestas. Al final se suele incluir la “gran pregunta”, cuya respuesta no aparece directamente en las páginas Web visitadas y que exige integrar y valorar lo aprendido durante la búsqueda. Las cazas del tesoro son estrategias útiles para adquirir información sobre un tema determinado y practicar habilidades y procedimientos relacionados con las tecnologías de la información y la comunicación en general y con el acceso a la información a través de la Internet en particular.

Principales Características…

Las cazas del tesoro se convierten en herramientas potentes para trabajar con los alumnos por varias razones:

• Son relativamente fáciles de crear para el docente y son divertidas y formativas para los estudiantes. Bien planteadas, parecen un juego, pero los alumnos aprenden muchas cuestiones durante una caza del tesoro (y no sólo las respuestas a las preguntas).

• Permiten el tratamiento sobre la mayoría de los contenidos curriculares (siempre que encontremos recursos adecuados al tema y edad de los alumnos en Internet) y proporcionan conocimientos sobre los contenidos y experiencia en el manejo de la herramienta.

• Es posible utilizarlas como actividades para realizar en grupo o individualmente.

• Pueden ser más simples o más complejas, según las circunstancias. A los alumnos más pequeños se les puede proponer menos preguntas, con formulaciones más simples y con los vínculos necesarios para resolverlas a continuación de cada pregunta. Los mayores pueden recibir sólo un tema amplio y se les pide que encuentren por sí mismos la información en un solo sitio, más amplio y complejo, o que busquen sus propias fuentes para obtener la información necesaria o se les proporciona un punto de entrada a una serie de lugares relacionados.

¿De qué hablamos cuando hablamos de conocimiento?



Frente a las transformaciones de la sociedad de la información, suele instalarse una falacia en el campo de la educación: “Toda información actualizada genera un aprendizaje innovador”. Desde estas posiciones, algunos docentes consideran que poner en contacto a los alumnos con la información almacenada en la Web los conducirá hacia el conocimiento. En este sentido, les solicitan navegar por Internet para recabar información alusiva a un tema de interés pedagógico. Para ello, los alumnos realizan sus trabajos prácticos adjuntando una colección de materiales que van copiando de las diversas páginas visitadas pero sin criterio de selección, recopilación y con una clara ausencia del tratamiento de dicha información. De esta manera, los alumnos adjuntan en sus trabajos escolares, múltiples páginas y portales con información variada y sobreabundante, información que termina obstaculizando su verdadero análisis y comprensión.

Aquí radica el primer problema: confundir información y conocimiento. Para evitar tal desatino, es necesario entonces que precisemos algunas cuestiones:

La Información se concibe como una fuente valiosa de datos, hechos y números, que sólo resulta relevante para una determinada situación. Cuando estos datos y hechos se contextualizan y se internalizan significativamente en nuestra red cognitiva, la información deviene en Conocimiento.

La acción cognitiva que realizan los sujetos, sujetos activos y constructores de su propio conocimiento, es la bisagra de transformación entre la información y el conocimiento. Estos procesos cognitivos involucran nuestra idiosincrasia a la hora de procesar la información, cada uno asume una posición personal en la búsqueda y construcción del significado según sus necesidades, intereses y valores socio-culturales.

En la actualidad, los usuarios de Internet tienen acceso en forma autónoma a las diversas fuentes de información pero cabe distinguir que algunos sitios visitados no necesariamente pueden coincidir con los propósitos educativos y los contenidos escolares. ¿De qué manera el docente puede acompañar a los alumnos en la construcción de sus conocimientos utilizando en forma genuina la incorporación de las TICS? ¿Cómo garantiza que el acceso a las fuentes de información por parte de los alumnos sean sitios confiables en los procesos de enseñanza y de aprendizaje?

Un camino posible para andamiar la tarea cognoscitiva es explicitar los criterios para la selección, organización y clasificación de la información de modo tal que los alumnos puedan construir, discutir, negociar y reconstruir sus propios juicios y argumentos a la hora de abordar la información disponible en la Web. Es el docente quien primero selecciona algunos sitios de información confiable y pone a disposición del alumno dichos portales con una tarea pedagógica concreta. El alumno concurre a estas fuentes de información para emprender una tarea escolar, apropiándose del contenido durante su desarrollo.

¿Qué acciones realizamos al buscar información en una base de datos?
• Identificamos la naturaleza de la información que se sistematiza.

• Evaluamos en qué medida este tipo de información sirve a los propósitos de la tarea.

• Elaboramos condiciones para realizar las búsquedas.

• Implementamos una estrategia de búsqueda cuando no conocemos las palabras clave o los identificadores que tiene la base.

• Establecemos un criterio para seleccionar el material en función de los propósitos y las condiciones de la tarea.

• Validamos el material seleccionado en relación con su contexto de producción.

• Validamos el material seleccionado en relación con los conocimientos y los métodos de las disciplinas involucradas en la tarea.

• En relación a los propósitos y los conocimientos implicados en la tarea realizamos nuevas selecciones del material ya validado, para ir ajustándolo a las necesidades, efectuamos nuevas búsquedas.

Otro camino posible, es incorporar algunas estrategias pedagógico-didácticas como son: Las cacerías y las Webquest en el campo de la enseñanza. Más allá de sus diferencias singulares, en ambos casos se trata de trabajar sobre la información obtenida en la Web con un objetivo didáctico preciso que dista notablemente de la cultura del “cortar y pegar”.

En suma, frente a la abundancia de la información el nuevo desafío que se instala en nuestras escuelas es promover un conocimiento complejo y creativo para formar ciudadanos que puedan interactuar en la sociedad con conciencia crítica y participación real como sujetos productores de una vida democrática.

Es momento entonces de pensar: ¿Cómo iniciamos los docentes este camino? Y por supuesto, de animarnos a avanzar con pasos lentos pero reflexivos.